A los brigadieres D. Manuel Vilageliu y D. José de Mora y al coronel D. Ramón Vila y Colomer.
Gracias a todos de corazón por vuestro espléndido regalo. Como español admiro en él una verdadera joya, que viene a demostrarme en el destierro la altura alcanzada por el arte y la industria nacionales.
Como militar saludo con entusiasmo a los retratos de todos vosotros, a los héroes que honraron nuestros uniformes.
El capitán Ugalde os dirá la gratitud con que los he recibido. Colocados en la estancia de mi hijo, le servirá, cuando venga a reposar de sus estudios militares, de guardia de honor y de ejemplo, recordándole todo lo que os debe y todo lo que puede esperar de las viriles virtudes de mi fiel Cataluña.
Os envío una fotografía del glorioso estandarte de la Generalísima, símbolo de la Patria y de la Monarquía que, por la gracia de Dios, yo personifico y represento.
Sean cuales fueren las circunstancias que la Providencia nos depare, mantendré en mis manos, inmaculada y enhiesta, hasta el último suspiro de mi vida, esa enseña que tuve al lado mío en todos los combates, y que mi venerado abuelo Carlos V llevaba también consigo en la guerra en que le acompañaron vuestros padres y algunos de vosotros.
Para ganarle nuevas glorias cuando la Patria lo necesite, cuento y contaré siempre en primera fila con el concurso de los animosos hijos de los almogávares.
A todos estrecho cariñosamente la mano, y de todos quedo afectísimo,
CARLOS
Venecia, 9 de noviembre de 1890.